Cuando estás embarazada, la alimentación es uno de los factores que más preocupación suscita a las mujeres, especialmente porque siempre se habla de los alimentos que una persona gestante no debe ingerir porque pueden suponer un alto riesgo tanto en su salud como en la del feto.
A lo largo de este artículo te explicaremos cuáles son los alimentos que están prohibidos para las embarazadas por el riesgo asociado que conllevan, de manera que puedas evitarlos y limitarnos y tener una gestación mucho más segura.
Tabla de contenidos
Huevos
Las gestantes no pueden consumir huevos ni crudos ni ligeramente cocinados, por el riesgo de que éstos estén contaminados con salmonela. Bien es cierto que una infección de salmonela difícilmente puede afectar directamente al feto, pero podría dejar a la embarazada mucho más débil y deshidratada como consecuencia de la diarrea y los vómitos que provocan, por lo que es mejor evitarlos.
Carnes poco cocidas
Es uno de los alimentos que más se recomienda evitar, en especial porque la carne cruda o poco hecha conlleva un riesgo muy alto de contraer toxoplasmosis, una infección causada por un parásito que se encuentra en la propia carne y que puede significar que el feto acabe desarrollando problemas de retraso mental, epilepsia o ceguera.
La clave para comer carne es cocinarla de manera de no quede rastro alguno de sangre y que tampoco existas zonas de color rosáceo que puedan indicar que el alimento se ha quedado ligeramente crudo. Además, con posterioridad a su cocinado es siempre recomendable que se limpie en profundidad todas las superficies con las que la carne cruda haya estado en contacto, de manera que se eliminen por completo los restos de sangre y, por tanto, del parásito.
Pescado azul
Algunas especies de pescado graso, como es el caso del emperador, la caballa o el atún rojo, pueden contener dosis altas de mercurio, un metal tóxico que afecta a las neuronas. Además, también pueden contener dioxinas de carácter cancerígeno o bifenilos policlorados.
El pescado azul es rico en ácidos grasos omega 3, pero te recomendamos que, si estás embarazada, obtengas las cantidades de estos ácidos de otras fuentes vegetales más seguras, como es el aceite, las nueces o incluso las semillas de chía.
Cafeína
La cafeína tiene la desventaja para las embarazadas de que es absorbida de manera especialmente rápida, haciendo que llegue hasta la placenta y, por ende, al feto, que no dispone de las enzimas que resultan precisas para poder metabolizarla.
Los excesos de cafeína pueden provocar que el bebé nazca con un peso más bajo de lo normal, haciendo que se incrementen de manera significativa los riesgos de que desarrolle ciertos problemas de salud de importancia en el futuro, como la diabetes o las enfermedades cardíacas. Además, ingerir demasiada cafeína durante el embarazo también está directamente relacionado con los abortos espontáneos.
Todo el mundo sabe que la cafeína se encuentra en el café, pero también está presente en otras sustancias, como el té o el chocolate e incluso en algunos medicamentos que vienen sin receta, como son los recomendamos para el tratamiento de resfriados y gripe común.
Alcohol
El alcohol es uno de los productos prohibidos por excelencia, debido al alto riesgo de aborto y muerte fetal. Dosis pequeñas ya pueden afectar de manera negativa al desarrollo cerebral del feto y a defectos en el corazón.
Marisco crudo
El marisco crudo puede conllevar la intoxicación por bacterias y virus dañinos que podrían afectarte tanto a la embarazada como a la salud del bebé.
Paté de hígado
El hígado es rico en retinol (vitamina A) en cantidades que son especialmente excesivas para una embarazada y, sobre todo, para su bebé. La vitamina A es mucho más segura de obtener en otros alimentos vegetales ricos en betacaroteno como las zanahorias o las calabazas.
Otros tipos de paté, como el hummus de lentejas o el de garbanzos, sí que están recomendados. Los que deben evitarse son los realizados con hígado.
Quesos mohosos y azules
Estos quesos, como son el gorgonzola o el camembert, son un medio de cultivo ideal para bacterias especialmente dañinas, como la listeria, bacteria a la cual las mujeres embarazadas son 20 veces más vulnerables que otros grupos de personas.
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