Las varices, además de estéticamente muy molestas pueden llegar a ser dolorosas si no se tratan como es debido. Se trata de venas dilatadas que se ven a través de la piel. Normalmente aparecen en las piernas aunque pueden darse en cualquier lugar del cuerpo y a muchas mujeres les aparecen durante el embarazo.
Las varices durante el embarazo
Aunque nunca hayas padecido de varices por mucho tiempo que hayas permanecido sentada se trata de una dolencia que puede aparecer por primera vez durante tus meses de embarazo o incluso pueden empeorar si ya las tenías antes. Esto sucede porque al ir creciendo el útero va ejerciendo cada vez más presión sobre la vena grande del lado derecho de tu cuerpo. Se trata de la vena cava inferior y al aumentar esta presión aumenta por tanto la presión de las venas de las piernas y aparecen las antiestéticas varices, empeorando tu estado de salud.
“Normalmente la sangre ya circula con dificultad por las piernas pero durante el embarazo estos problemas se hacen más complicados porque la sangre aumenta y tus venas se encuentran todavía más cargadas mientras que las paredes de los vasos por dónde la sangre circula se relajan por la progesterona, así que es mucho más probable que aparezcan varices”, nos dicen desde la clínica especializada en tratamiento de varices VariCenter.
Prevenir esta molesta dolencia
Si nunca has tenido varices y no quieres que te aparezcan durante el embarazo o no quieres que las que ya tienes empeoren deberás tomar algunas medidas para lograr reducirlas o prevenirlas. En primer lugar deberías practicar ejercicio físico de forma diaria si quieres luchar contra las varices. A no ser que el médico te haya recomendado reposo absoluto por embarazo de riesgo sin duda caminar entre media hora y cuarenta minutos al día será beneficioso para tu salud. Controla tu peso de forma efectiva pues estar embarazada no es una carta blanca para poder comer sin medida. Si mantienes una dieta saludable, tu bebé, tus piernas y tú os sentiréis mucho mejor y podrás mantener a las varices a raya.
Evita además cruzar las piernas cuando estés sentada y siempre que puedas elévalas con una banqueta o una silla y por supuesto evita utilizar ropa excesivamente apretada. Aunque trabajes sentada o tengas que permanecer quieta por períodos prolongados haz descansos para salir a pasear, a tomar el aire o a comer algo y muévete para que la sangre pueda fluir. Además, a la hora de dormir lo mejor será que lo hagas sobre el lado izquierdo para tener mucha menos presión y utiliza medias graduadas de soporte especiales y adaptadas para este tipo de usos.
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